Cuando el turista se convierte en viajero
 
Destino: Milán

Destino: Milán

Mi primer contacto con Italia fue en Milán y del todo fortuito. Todo comenzó un día tonto en el que hablando con unos amigos decidimos probar la alternativa para viajar que tan de moda se había puesto: Waynabox.

Se trata de una plataforma en la que eliges un aeropuerto de salida, unas fechas concretas y una duración. Todo sin importar el destino, el cual sabes 2 días antes del viaje. Suena loco, ¿verdad?

Experiencia Waynabox

En nuestro caso decidimos una escapada que saldría de Madrid, y que comenzaría el 9 de junio y acabaría el 11 de junio (ida y vuelta podría ser a cualquier hora entre las 06.00 hasta las 00.00). Incluido en el precio está «rechazar» un destino de los 10 que nos podían tocar. Así que por unanimidad dejamos a un lado Oporto, algunos ya habían estado y a otros nos parecía estar cerca incluso para ir en coche en cualquier otro momento.

El precio era 150 euros por persona, incluía los vuelos de ida y vuelta, y las 2 noches de hotel con desayuno incluido.

La mañana del 7 de junio me encontré en la bandeja de entrada el ansiado correo con el destino final: Milán.

Hola Milán

El vuelo salió a las 9 de la mañana así que a las 11 ya estábamos en el aeropuerto de Milán, cogimos un tren directo a la estación central y fuimos dando un paseo al Hotel Marconi, el alojamiento que nos habían asignado para nuestra estancia.

Era un hotel de 4 estrellas que se encontraba en el distrito financiero de Milán, cerca de las tiendas de Corso Buenos Aires y a tan solo 15 minutos andando del Duomo.

Hicimos el check in y sin perder más tiempo nos fuimos al centro dispuestos a comer en el restaurante más italiano que viésemos y patearnos todas las calles de la ciudad.

De paseo por la ciudad

En nuestra ruta en busca del restaurante no pudimos evitar pasar por germen de la «ciudad de la moda»: la Galería Vittorio Emanuele II, llena de las tiendas más luxury de la ciudad, para llegar al imponente Duomo y su majestuosa plaza. Unas fotos después, maravillados con ese aperitivo turístico, seguimos andando y nos topamos con Mozzarella e Basilico, una tratoría-pizzería que hizo la delicia de nuestros paladares. ¡Qué pizzas!

Con el estómago saciado y aprovechando la cercanía, quisimos visitar por dentro el Duomo. Optamos por alquilar unas audio-guías en la entrada y así, en poco menos de dos horas, disfrutamos de la «visita por excelencia» si tu destino es: Milán.

Los Navigli

Con las preciosas luces que nos regala junio a partir de las siete de la tarde, fuimos directos al barrio de los canales: Navigli. Una zona típica donde tomar el aperitivi italiani.

Destino Milán Navigli
Navigli

A lo largo de los canales vimos diversas terrazas y no pudimos resistirnos a sentarnos y dejarnos llevar por el ambiente que se había formado. Siendo viernes, los milaneses recién salidos del trabajo acudían allí a reunirse con sus amigos y disfrutar de una velada tranquila.

El aperitivi consiste en pedir una bebida, que suele ser el famoso Aperol Spritz, y acompañarla con comida que cada bar ofrece a modo de self-service. El precio ronda los 10 euros.

Suele durar de 7 a 10 de la noche así que cuando ya dimos por acaba «la sentada», nos tomamos un helado de camino al hotel y nos retiramos a descansar porque el día siguiente prometía.

Navegando por el Lago di Como

Aunque nuestro destino era Milán, el sábado quisimos hacer una excursión al Lago di Como así que madrugamos y una vez desayunados, fuimos a la Estación Central para coger un tren que en poco más de media hora nos dejaría en Como, la ciudad que daba nombre al lago y desde la que cogeríamos el ferry.

La excursión la habíamos diseñado de tal manera que recorreríamos el lago desde Como hasta Lecco haciendo dos paradas: Varenna y Belaggio. En Lecco cogeríamos el tren de vuelta a Milán. El precio de este billete (i/v) nos costó alrededor de 20 euros.

Cuando llegamos a Como dimos una vuelta por el centro hasta las 12 de la mañana que teníamos el billete para embarcar.

Las vistas durante el trayecto eran impresionantes, distintas villas se iban sucediendo a lo largo y ancho del lago. No nos extrañó nada enterarnos de que George Clooney tenía una mansión de veraneo en ese lugar, pues era una estampa idílica que todavía se hacía más maravillosa en pleno mes de junio.

Varenna

Al llegar a Varenna, nos quedamos ensimismados con sus estrechas calles y esas paredes tan coloridas. Era mediodía y quisimos comer en una de las muchas terrazas que aprovechaban la sombra de los árboles.

Como de pizzas íbamos sobrados del día anterior, esta vez nos decantamos por un menú del día a base de ensalada y pasta fresca. ¡Todo un acierto!

Ya con las energías cargadas, recorrimos el pueblo por la otra ladera hasta llegar al muelle para poner rumbo a la siguiente parada.

Bellagio

Bellagio resultó ser nuestro rincón favorito de todo el fin de semana así que por algo será. Se trata de un pequeño pueblo con un encanto arrebatador donde la actividad principal es perderse en cada una de sus callejuelas y disfrutar de los pequeños comercios artesanales que hay.

Para guinda del pastel disfrutamos de un café italiano en una terraza con vistas al lago que nos dejaron un recuerdo imborrable.

Ya en Lecco, dimos una pequeña vuelta y nos dirigimos a la estación de tren. Era hora de volver.

Volviendo de nuevo a nuestro destino: Milán, aprovechamos para volver al barrio de los canales que tantísimo nos había gustado el día anterior. De camino, pasamos por el teatro La Scala uno de los teatros de ópera más famosos del mundo. También vimos las columnas de San Lorenzo, que son unas de las pocas ruinas romanas que quedan en la ciudad.

Al ser sábado, las terrazas de los canales estaban mucho más llenas pero tuvimos suerte de encontrar sitio para volver a sentirnos milaneses por un rato.

El domingo

Aunque nos suele gustar, y es lo obvio, hacer un free tour el primer día. En este viaje y por aprovechar el tiempo al máximo, no nos quedó otra que hacerlo el último día.

Es bueno hacerlo al principio porque así te llevas una visión global de la ciudad y durante los próximos días, «zapateas» por las zonas que más te hayan gustado.

Pero como digo, en este caso, y como siempre hay que buscar un consuelo, lo hicimos el último día para llevarnos la visión global y hacer recuento de lo que habíamos y no habíamos visto.

El recorrido fue súper completo, y el guía, que de Historia sabía muchísimo, nos contó anécdotas y nos trasladó a épocas pasadas de forma divertida.

Como ya esperábamos, vimos bastantes lugares en los que ya habíamos estado, pero también descubrimos parques y barrios que «¡ojalá los hubierámos conocido antes para poderlos haber exprimido!».

Aún así, el balance fue muy positivo y completó de manera perfecta nuestra escapada con destino Milán.

Como cuando acabó el tour teníamos un ratito libre quisimos subir a las azoteas del Duomo, recomendación del guía que resultó ser una maravilla.

Destino Milán Duomo

De vuelta ya al hotel, recogimos nuestros bártulos y pusimos rumbo al aeropuerto, nuestro vuelo estaba programado para las 6 de la tarde así que era momento de abandonar tierras milanesas para volver a España.

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