Cuando el turista se convierte en viajero
 
Escala de un día en CDMX

Escala de un día en CDMX

Después de los 10 días en Costa Rica, tocaba volver a España pero con alguna que otra parada por el camino. La primera fue un día en CDMX (Ciudad de México) gracias a la escala que tuvimos en el vuelo entre San José (Costa Rica) y Múnich (Alemania).

Aterrizamos a las 8 de la mañana y fuimos directamente al hostel que habíamos reservado. Aunque era demasiado pronto para hacer el check in, le explicamos a la chica del staff que veníamos desde Costa Rica y que habíamos cogido el vuelo de madrugada. Se apiadó de nosotros, nos dio la habitación y pudimos descansar y darnos una ducha antes de salir a conocer la ciudad.

El alojamiento

El hostel estaba fenomenal. Es un edificio entero, con habitaciones privadas y compartidas, y zonas comunes decoradas con un estilo mexicano súper chulo. En la planta calle, hay un restaurante y una cafetería dentro del hostel pero al que puede acceder cualquier persona así que el ambiente es muy animado en todo momento. Además, organizan actividades para que la gente se conozca, y también excursiones a zonas turísticas de la ciudad y de alrededores. También cuenta con una terraza con barra para poder disfrutar de un momento chill. Vamos, fue todo un acierto y sin duda es un alojamiento muy recomendable. La relación calidad-precio es también excelente.

El Barrio de Coyoacán

Después de este inciso sobre el hostel, volvemos al tema que nos ocupa. Para pasar un día en CDMX y aprovecharlo en condiciones, tienes que tener muy claro qué es lo que quieres ver. Pues, se trata de una ciudad enorme con casi 9 millones de habitantes y las distancias entre los diferentes atractivos de la ciudad están a kilómetros. Lo más idóneo si vas con poco tiempo es moverte en Uber.

La primera parada que elegimos fue Coyoacán, uno de los barrios más antiguos y auténticos de la ciudad, donde se encuentra el Museo Frida Kahlo o más conocido como «La Casa Azul». El inmueble perteneció a la familia de Frida y allí vivieron ella y Diego Rivera. La visita, por lo que leímos, está fenomenal y resulta muy completa porque puedes visitar obras de ambos y además estancias de la casa. Nuestra idea de entrar o no iba a depender de la gente que hubiese. Nada más bajarnos del Uber, vimos que la cola daba la vuelta al edificio así que lamentándolo mucho, tuvimos que declinar la opción y optar por seguir conociendo el barrio.

Fue una maravilla pasear por esas empedradas calles con edificio bajos y empaparnos del ambiente local una mañana cualquiera de diciembre. Los puestos ambulantes se sucedían por todo el camino. Los vendedores te ofrecían desde ropa y juguetes, hasta objetos religiosos, no hay que olvidar que es un país profundamente católico.

Llegamos a la plaza Hidalgo, centro animado donde los haya, donde se ven edificios coloniales y muy coloridos. También hay zonas ajardinadas y un quiosco en el centro donde habían colocado un belén (era diciembre y la Navidad estaba a la vuelta de la esquina). En una parte de la plaza está la iglesia de San Juan Bautista, de origen colonial. Alrededor de toda la plaza hay banquitos donde la gente pasa el rato charlando a la sombra de los árboles.

De allí nos dirigimos al Mercado Artesanal Mexicano, un mercado público cuya entrada tenía una decoración navideña que no pudimos pasar por alto. De lejos parecía la feria de abril de Sevilla pero no. A lo largo de las dos plantas del edificio, se sucede un puesto tras otro, con pasillos muy estrechos, donde puedes encontrar cualquier cosa que te propongas comprar. Eso sí, te puedes armar de paciencia porque está todo mezclado: ropa, objetos artesanales, recuerdos mexicanos para regalar, alimentación, y por supuesto, más y más objetos religiosos.

Salimos del mercado con hambre así que fuimos directos a por un bocado mexicano. La oferta gastronómica es inmensa y lo difícil es elegir un solo sitio, así que nos topamos con el Mercado de antojitos de Coyoacán, ubicado en la calle Higuera 30. Y digo la dirección porque si un día te ves en el barrio, no puedes dejar de visitarlo. Puedes comer a un precio muy bajo auténticos ‘platillos’ mexicanos. Y tienes una variedad de puestos donde se dan cita todos los ‘must’ gastronómicos del país: quesadillas, tacos, elotes, gorditas… ¡Imperdible!

El tour

Con el estómago lleno, cogimos un Uber y volvimos al centro de la ciudad, concretamente a la plaza de la Constitución o más comúnmente conocida como El Zócalo, donde habíamos reservado un freetour. Una opción idónea para visitas exprés, como era el caso.

El Zócalo es una de las plazas más grandes del mundo con más de 40.000 m2. ¡Ahí es nada! A un lado alberga la famosa Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, obra máxima de la arquitectura colonial. En otro lado se encuentra el Palacio Presidencial, igualmente imponente. La enormidad del lugar provoca vértigo.

Desde ese sitio tan emblemático comenzamos el recorrido de casi 3 horas por todo el centro de la ciudad. Acompañados de una guía muy simpática que explicaba todo genial, conocimos la historia y los datos curiosos que envuelven a la capital del país mexicano. Aunque he de reconocer que durante algunas explicaciones nos sentimos algo incómodos, pues los españoles no salíamos muy bien parados, y ella se esforzaba en que así lo sintiéramos. Al fin y al cabo, en la historia de México tenemos uno de los papeles protagonistas o antagonistas, según se mire.

Volviendo al tour, entre los lugares más importantes nos enseñó la zona arqueológica que está justo detrás de la plaza de la Constitución, donde además se puede ver unas maquetas de cómo ha ido evolucionando la zona centro de la ciudad. Si se va con más tiempo, puedes pagar por hacer la visita guiada de estas ruinas arqueológicas que según contó la guía, es del todo interesante.

Después recorrimos la plaza de Santo Domingo, conocida por estar rodeada de edificios históricos de gran relevancia económica, política y religiosa en la Nueva España. Está peatonalizada así que en este punto, las explicaciones de la guía sobre la Inquisición y la figura de «La Corregidora»se explayan y se hacen muy entretenidas, como si de un cuento se tratase.

Otro de los puntos que más atractivo nos resultó fue el Palacio Postal, que aún hoy en día sigue su actividad de oficina postal. Pudimos entrar al hall y por un momento, transportarnos a la época colonial. Nos pareció un lugar con mucha magia y sobre todo, muy bien cuidado.

También nos acercamos al Museo Nacional de Arte, al Palacio de Bellas Artes y a la Torre Latinoamericana, famosa por ser el primer rascacielos que se construyó, se ha convertido en uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad.

El ‘callejeo’

En general fue un paseo súper agradable y al acabar el tour, coincidimos en que el país, y más concretamente la ciudad, derrochaba historia por todos lados. Las avenidas llenas de edificios coloniales, cada uno con su particular relato, hacían de esa capital ganas de seguir recorriéndola y estudiándola. Suerte que tuvimos tiempo para, ya sin la guía, perdernos en sus calles, sus tiendas, sus cafeterías y mezclarnos con sus gentes.

Al único sitio que no fuimos fue a la plaza Garibaldi, que aunque en un primer momento nos tentó, tras comentarlo con la guía, nos aconsejó que no fuéramos porque la seguridad no estaba asegurada, valga la redundancia. Así que cambiamos esa visita por entrar en La casa de los azulejos. Un palacio construido durante el Virreinato y cuya fachada, como no podía ser de otra forma, está cubierta de azulejos azules y blancos que hacen un diseño muy fotografiable. Pudimos entrar porque desde hace años es la casa matriz de una conocida cadena mexicana de cafés, restaurantes y tiendas: los almacenes Sanborns (como nuestro Corte Inglés). Los patios interiores y la historia que respiran esas paredes hacen que merezca la pena tomarse un café en una de sus mesas.

Cuando ya se hizo de noche y aprovechando las fechas, fuimos a ver el espectáculo de luces de navidad que tenía cita diaria en El Zócalo. Fue entretenido ver como todas las familias acudían en masa a ver las luces y a pasar un rato agradable una tarde navideña. Al fin y al cabo, da igual en qué punto del mundo te encuentres. Las tradiciones y costumbres familiares no distan tanto.

Los mejores tacos de CDMX

Cuando se acabaron las luces, buscamos un sitio que tenía fama de ser el que mejor preparaba los tacos al pastor de toda la ciudad. Y tras algún que otro intento fallido, dimos con él. A primera vista el sitio no tiene pinta de servir manjares dignos de recomendar, parece más bien el típico puesto callejero metido en un local. Pero no, una vez te adentras en él y subes a los pisos superiores por una escalera de caracol de dudosa seguridad… ¡No querrás salir de ahí! Dimos cuenta de esos famosos tacos al pastor y subrayamos una y otra vez que eran los mejores que habíamos probado nunca. Apunten porque tal y como rezaba un cartel que tenían en una de sus paredes: «¿De dónde son los buenos tacos?… ¡Pues de ARANDAS TAQUERÍA!»

Los mejores tacos del mundo
Los mejores tacos del mundo

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