En el segundo día de nuestros 10 días en Costa Rica nos esperaba el río y la catarata Celeste en el Parque Nacional Volcán Tenorio.
Volcán Tenorio
El Volcán Tenorio se encuentra a dos horas del Volcán Arenal que es donde habíamos empezado nuestra ruta por el país tico. Así que ese día madrugamos para poder aprovechar y realizar el trayecto temprano.
A las 10 de la mañana ya estábamos dentro del Parque. En este caso también la entrada nos costó 15 dólares por persona. Como iríamos viendo sería la tarifa estándar en casi todos los parques.
El día había salido bastante nuboso pero no quisimos cambiar el plan porque todavía no amenazaba lluvia. Así que mochilas y chubasquero en mano, comenzamos la ruta por el Volcán Tenorio.
Aunque por el nombre puede que lleve a equívoco, el Volcán Tenorio nada tiene que ver con el Volcán Arenal. En este caso el atractivo es el río y la catarata Celeste.
Río Celeste
Se le llama así porque el agua que corre es de ese color, así de simple y así de bello. La razón es por la alta concentración de aluminio que poseen las aguas de los dos ríos que confluyen en este punto: el Buena Vista y el Quebrada Agria, ambos provenientes de las faldas del Volcán Tenorio.
La leyenda local cuenta una razón muy distinta y es que el río celeste tiene esa coloración porque cuando Dios terminó de pintar el cielo, lavó los pinceles ahí.
Comenzamos la ruta adentrándonos en el bosque tropical buscando las escaleras para bajar a contemplar la famosa catarata Celeste. Aunque no destaca por su tamaño, pues tiene 30 metros, es tan bella como distinta. Nunca antes había visto un color tan caprichoso y natural.
Después seguimos la ruta subiendo y bajando pendientes hasta que llegamos al Puente Misterio del Tenorio, se trata de un puente colgante que cruza el río.
Continuamos camino de «los Teñideros», que es la zona desde la que se puede observar la magia. Allí vimos cómo se unen las dos corrientes cristalinas de los ríos que antes he comentado y se transforman en el famoso Río Celeste.
Tuvimos la mala suerte de que cuando estábamos llegando a ese punto comenzó a llover así que no pudimos disfrutarlo como nos hubiese gustado pero aún así, como la corriente fluye continuamente, la fantasía estuvo servida aunque solo fuera por unos minutos.
Habiéndonos recorrido todo el Parque y como la lluvia parecía no dar tregua, realizamos la vuelta a la salida a buen paso.
Este parque es bastante facilito, son 6 kilómetros de ruta que se recorren en 2-3 horas con paradas en los distintos puntos de interés.
Camino a Tamarindo
Era mediodía cuando cogimos el coche para trasladarnos a nuestro siguiente destino: Tamarindo.
Tamarindo se encuentra en la costa pacífica de Costa Rica, es muy conocido porque sus playas son idóneas para practicar surf.
El trayecto nos llevaría dos horas y media así que como no teníamos nada más planeado para ese día, nos permitimos parar en Playa Hermosa y en Playa Conchal, en esta última pudimos ver el atardecer. Un espectáculo que siempre que podemos no nos lo perdemos.
Llegamos a Tamarindo de noche, en concreto a La Botella de Leche. Un alojamiento que elegimos por las instalaciones comunes que tenía. Pues reina una piscina en el centro y alrededor se encuentran las habitaciones. Además tiene una cocina y unos sofás, mesas y sillas al aire libre que puedes utilizar para relajarte después de un día de playa.
Hicimos el check in, nos atendió un chico argentino muy simpático y nos fuimos a conocer el pueblo. Siguiendo las recomendaciones del staff, acabamos cenando en «El Mercadito de Tamarindo«.
Fue súper buena opción, pues se trata de un mercado al aire libre donde tienes distintos puestos de comida de todo el mundo, y en el centro mesas y sillas donde poder tomar lo que has pedido. Todo esto acompañado de música en directo. Desde luego que no podíamos pedirle más al día. 😉
