Volando voy!
El vuelo con destino Hawái salía desde Manchester así que salimos de España el día de antes e hicimos noche en un Bed and Breakfast cerca del aeropuerto. Nuestros 10 días en Hawái comenzarían en Honolulu.
A las 10 de la mañana ya estábamos en el avión preparados para las próximas 9 horas de vuelo hasta Vancouver, que era la ciudad en la que haríamos escala y cogeríamos el siguiente vuelo con destino Honolulu.
En la isla de Oahu
Después de 20 horas en total desde que salimos de Manchester, llegamos a las 10 de la noche a Honolulu, la capital de la isla de Oahu, una de las 8 islas que componen el archipiélago del estado 51º de los Estados Unidos. Agotados, fuimos directos a nuestro alojamiento en un autobús urbano.
El Polynesian Hostel está muy céntrico, a tan solo 5 minutos de Waikiki Beach. Fue muy buena elección tanto por su excelente ubicación como por su precio, muy ajustado para ser Estados Unidos.
Día 1: Pearl Harbor y Honolulu City
Madrugamos y salimos al exterior, a la zona común del hostel, donde se servía un desayuno incluido en el precio que constaba de pancakes, zumo y café.
Con las energías renovadas y el estómago saciado comenzaba el primero de los 10 días que pasaríamos en Hawái.
Teniendo en cuenta lo bien que nos había ido en el autobús de línea el día anterior, repetimos de nuevo para ir a Pearl Harbor.
El lugar donde se encuentra tiene unas vistas muy interesantes. Y entre jardines y pabellones donde se proyectan vídeos de la batalla, se van sucediendo cañones, cazas, tanques y demás artificios utilizados en aquellos días.
Si eres muy fan de los temas bélicos, a la entrada general que es la que nosotros compramos, le puedes añadir una visita extra al USS Missouri, un acorazado de la Armada de los Estados Unidos.
Nosotros, con la visita general tuvimos suficiente, y de hecho, nos pareció bastante «americanada». Por lo que si vais justos de tiempo, es una visita totalmente prescindible.
Loco Moco, plato típico hawaiano
Volvimos al centro de la ciudad para explorarla en condiciones pero antes paramos a comer en L&L Hawaiian BBQ, una cadena de comida rápida pero con menús 100% hawaianos. Probamos el famoso Loco Moco, plato típico de Hawái a base de arroz blanco, una hamburguesa, gravy con o sin champiñones y un huevo frito.
Después del atracón, fuimos a patear la ciudad. Visitamos el Palacio ‘Iolani, casa de los últimos monarcas de Hawái, el Ala Moana Center, un lujoso centro comercial de cuatro plantas, y sin quererlo, acabamos en la inauguración de un concesionario Tesla, montándonos en uno de los coches más caros del mundo.
Tras la «fricada» del día, cenamos en un bar típico americano, donde en la barra puedes encontrar más de 10 tiradores de cerveza diferentes y más de 20 pantallas de televisión en la que ver el deporte que más te guste.
Unas cervezas después, nos retiramos a dormir. Todavía teníamos algo de jet lag después del viaje tan largo en avión.
Día 2: Diamond Head y Hanauma Bay
El segundo día nos pusimos en marcha a las 9 de la mañana, teníamos que ir a coger el coche de alquiler, pues para todo lo que nos íbamos a mover por la isla, leímos que era lo más recomendado.
Esta vez quisimos probar una nueva alternativa: Turo. Se trata de alquilar el coche a particulares en vez de a una agencia. El precio fue mucho más barato y los trámites bastante más básicos.
Con el coche ya en nuestras manos, quisimos aprovechar que había salido la mañana un poquito nublada para hacer un trekking en Diamond Head, desde donde habíamos escuchado que había una vistas impresionantes a toda la bahía de Honolulu y a la Waikiki Beach.
Las opiniones estaban en lo cierto, tras la ascensión, pudimos disfrutar durante un buen rato de distintas perspectivas de la isla desde un enclave privilegiado.
Después bajamos al parking para ir a nuestro próximo destinto: Hanauma Bay. No sin antes pararnos en un puesto típico de piñas, donde compramos un par de bolsas con trocitos de esta fruta tan refrescante y hawaiana.
Snorkel en Hanauma Bay
Ahora sí, volvimos a nuestro coche y nos desplazamos a Hanauma Bay. Un cráter volcánico en el que hacer snorkel.
Descrita así puede no resultar claro, pero antes de bajar a la bahía en cuestión, te ponen un vídeo introductorio que a modo de recreación te explica cómo surgió este lugar tan espectacular.
Nosotros en cuanto pisamos arena no tardamos en ponernos las gafas y el tubo que habíamos comprado previamente en una tienda al lado del hostel, y lanzarnos al agua.
Como el día seguía algo nublado nos costó ver a las especies que allí se dan cita pero con paciencia lo conseguimos. Pasar la tarde en ese sitio es recomendable 100%, el lugar aunque muy turístico, es muy tranquilo.
No podemos olvidar que estamos en Hawái y que es diciembre así que a las 5-6 de la tarde comienza a anochecer así que como no queríamos hacer el camino al que sería nuestro alojamiento para los próximos días de noche, a media tarde volvimos al coche y pusimos rumbo a North Shore.







