El sexto día de nuestra semana en Nueva York lo dedicamos a conocer el majestuoso Central Park y recorrer los Upper Sides.
Con las energías renovadas de la excursión a Washington D.C. el día anterior, quisimos compensar la semana con un día de parque, además hacía buen tiempo así que no podíamos pedir más.
Quisimos hacer el trayecto desde nuestro alojamiento hasta Central Park andando, hay una hora de caminata pero nos apetecía volver a pasar por todo el Midtown así que allá fuimos.
Central Park es inmenso pero gracias a un mapa que había a la entrada, pudimos organizar una ruta que nos llevaría prácticamente toda la mañana.
Sorprende ver la vida diaria que tiene el parque, vimos muchísimos paseadores de perros, típico de películas. También nos cruzábamos con niñeras que paseaban carritos de bebé. Había grupos dispersos por el parque practicando desde Pilates hasta Frisbee. Coincidimos también con muchos runners y con excursiones de colegio.
Nosotros empezamos viendo sin buscarlo, la actuación de unos leones marinos en el zoo que hay dentro del parque. Aunque para entrar hay que pagar, este espectáculo se podía ver desde fuera perfectamente.
Seguimos caminando hasta llegar a la famosa escultura de Alicia en el país de las Maravillas, también vimos la escultura del conocido escritor Hans Christian Andersen, autor de libros infantiles como ‘El Patito Feo’.
Dimos un paseo alrededor de un pequeño lago en el que había gente divirtiéndose pilotando barcos teledirigidos.
En este punto quisimos desviarnos y salir al Upper East Side para ver el MET (The Metropolitan Museum of Art) y el Guggenheim Museum.
Central Park y más
Volvimos a acceder al parque y llegamos al gran lago, que nos costó recorrer bastante rato pero que mereció la pena porque las vistas que se tienen de los grandes rascacielos desde ese punto del parque son emblemáticas.
Poco tiempo después, llegamos al Castillo Belvedere, una fortificación en medio de Central Park a la que puedes acceder y la que te ofrece unas panorámicas excelentes de todo el parque.
Continuamos dando la vuelta hasta llegar a la zona de Strawberry Fields, un memorial en honor al miembro de los Beatles, John Lennon, que fue asesinado en las proximidades.
Ya era mediodía así que aprovechamos esta parada, cercana a una salida de las salidas, para adentrarnos en el Upper West Side, un barrio de Nueva York lleno de edificios residenciales donde es carísimo vivir.
Tuvimos suerte de toparnos con una cadena de hamburguesas que se ha puesto muy de moda en Nueva York, Shake Shack. Comprobamos que la fama era merecida, la comida estaba buenísima. A ver si pronto llega a España…
Como la tarde estaba soleada, volvimos a Central Park y en un típico carrito de la calle nos compramos un café, y nos tumbamos en el césped. Un poco de relax nos venía bien.
Cuando ya empezó a refrescar, emprendimos el trayecto de vuelta, andando de nuevo. Como recompensa, acabamos en una rooftop que nos habían recomendado: 230 Fifth.
El sitio nos resultó súper chulo, el ambiente era muy agradable y poder tomarnos una cerveza con el Empire State justo enfrente fue perfecto. En cuanto a los precios, estaban bastante ajustados para ser la zona que era, además aprovechamos la ‘Happy Hour’ que duraba desde las 4 hasta las 7 de la tarde.
Para acabar el día y excusándonos en todos los kilómetros que habíamos hecho ese día, nos dimos un homenaje en otra cadena de la que habíamos visto restaurantes por todo Nueva York: Chipotle, una franquicia de comida mexicana muy recomendable y de la que esperamos, pronto llegue también a España.
Con el regusto a picante le dijimos adiós a otro día completo en Nueva York.
La ruta
