Cuando empiezan unas obras en una calle tan céntrica como Las Pozas, Alfaro entero se revoluciona y surgen las especulaciones sobre qué será. Así fue como se empezó a hablar de lo que ahora es Morro Tango, un restaurante que aunque recién nacido tiene muy claro la línea que quiere seguir y el camino por el que va a dar que hablar.
Con las ganas puestas y un restaurante diseñado con un gusto exquisitamente minimalista, sólo hacía falta «echar a andar» y comenzar a ofrecer la experiencia perfecta: ‘Morro Tango’ para morros finos.
El día que lo visitamos despejamos la duda que nos rondaba desde que lo vimos en la fachada antes de que abriese: ¿qué significará morro tango? Fácil: ‘Este no come cualquier cosa, es un morro tango‘.
Sabiéndonos morros finos, nos pusimos manos a la obra con nuestro menú para todos los morros, opción fenomenal para cualquier día de entre semana. Eliges un plato de cada sección, acompañado de pan, agua y una copa de vino. Y así, por el módico precio de 20 euros, te vas con la saciada sensación de haber conocido la esencia del restaurante y con las ganas de volver a repetir.
Entrantes
Nuestra elección fue variada, pues quisimos probar platos distintos porque decantarse por uno solo era una tarea del todo imposible. De entrantes quisimos degustar las ahora ya famosas «croquetas que Marisa me enseñó», sabor y textura perfecta para entrar en materia. También probamos el «carpaccio de gambas, caviar de sus cabezas, salmorejo y calabacín», mi plato favorito y el que repetiría sí o sí o también. ¿Cómo es posible que un bocado tan sutil pueda albergar tantísimos sabores?
Para empezar
Para empezar, nos decantamos por los «pimientos de Alfaro caramelizados con huevo poché y crujiente de careta»: un plato que como reza su nombre, es muy de Alfaro. Su sabor te transporta a ese momento tan típico en el pueblo cuando las familias asan pimientos para guardar y comer durante el año. También le dimos la oportunidad a la «menestra de verano con yema y sal de jamón» y qué buena elección. Hizo las delicias de nuestros paladares.
Siguientes
Para seguir, mi afición al pescado me llevó directa al «taco de bonito con tomate, olivas, cebolla y pistou de ortigas». Con un buen producto y un buen fondo no puede sino salir un plato espectacular. Lo volvería a elegir sin duda. Fue el turno también de la «gargantilla de cordero deshuesada con lecherillas, crema de ajo y pastel de patata», que con la ignorancia de quien no conoce el producto, sorprende que esta parte del cordero pueda estar tan sabrosa y con un punto tan perfecto.
Golmajería
En el momento de la «golmajería», de atacar al dulce, la decisión fue clara. Siempre hay que probar lo que lleva el nombre del lugar así que «‘Limón tango’ con migas de ruso de Alfaro», muy original y sabroso. Y «tarta de queso con sorbete de frambuesas y remolacha». Elección perfecta donde las haya.
‘Morro Tango’ para morros finos
Después de este viaje al pasado con aires de vanguardia, salimos del restaurante habiéndonos dado un homenaje digno de ser compartido y de repetirlo pronto.
Sorprende ver a través de esa cocina indiscreta, el mimo y la tranquilidad con la que el cocinero trabaja cada uno de los platos. Auguro enorme futuro porque cualquiera que sepa apreciar los buenos productos y el buen hacer se declarará, como yo ya he hecho, morro tango de pro.







