Cuando el turista se convierte en viajero
 
Nairobi y el descubrimiento del Masái Mara

Nairobi y el descubrimiento del Masái Mara

Nairobi, la caótica capital de Kenia

Mientras más de tres millones de personas dormían, nosotros aterrizábamos en Nairobi, la capital de Kenia. Eran las 3.30h, noche oscura, y nuestro cansancio era tal que aprovechamos para dormir las pocas horas que teníamos hasta que empezase nuestra aventura africana. De momento, Nairobi y el descubrimiento del Masái Mara nos esperaban. El alojamiento elegido fue Nairobi Transit Lounge, un hotel cercano al aeropuerto que cumplía las necesidades básicas: camas cómodas, desayuno y servicio transfer incluido.

A las 7 de la mañana pusimos rumbo en la furgoneta (esta estaba incluida en el pack que habíamos contratado para el safari) al centro de la ciudad, teníamos que estar a las 9h. La distancia eran 20 kilómetros exactamente. Y pensaréis, ¿dos horas son necesarias para ir del hotel al punto de encuentro? Pues sí. Nairobi es la capital con el tráfico más denso que he visto nunca. Todas las carreteras, la mayoría sin asfaltar, están en obras de forma ininterrumpida, los carriles pasan de dos a tres, de tres a uno, de uno a dos sin orden ni concierto. Los trabajadores faenan en medio de la calzada, los viandantes cruzan por medio de la vía sin mirar, la gente sube y baja continuamente de grandes camiones utilizados a modo de «transporte público», y todo esto a una velocidad de 40km/h. ¡Todo una completa locura!

Algo nerviosos por los atascos, a las 9.30h conseguimos estar montados en la siguiente furgoneta poniendo rumbo a la reserva nacional del Masái Mara. Un viaje que nos llevó todo el día pero que aprovechamos para observar la vida de los kenianos. Ahí nos dimos cuenta de que reunirse alrededor de la carretera viendo la vida pasar es deporte nacional.

Gran Valle del Rift y Narok

En el camino paramos a disfrutar del Gran Valle del Rift y aprovechamos para comer en un restaurante de carretera en el condado de Narok. A las 15h estábamos entrando en la reserva nacional Masái Mara. Teníamos poco más de dos horas por delante, hasta que comenzara a anochecer, para tomar contacto con el que sería nuestro telón de fondo durante unos días.

Nairobi y el descubrimiento del Masái Mara
Gran Valle del Rift

El descubrimiento del Masái Mara

Vimos manadas de cebras y de ñus, algunas jirafas que comían de las copas de los árboles, hienas que iban buscando carroña que llevarse a la boca. También grupos de avestruces paseándose con su peculiar ritmo acelerado, y de gacelas que de forma más calmada contemplaban el atardecer.

Con las retinas saciadas de un inigualable aperitivo de naturaleza pura, llegamos a nuestro campamento ya caída la tarde. El Miti Mingi Eco Camp, situado a la entrada de la reserva nacional, fue el alojamiento más auténtico en el que estuvimos durante todo el viaje. Se trata de un lugar sin agua corriente, luz eléctrica, ni cobertura. Donde la bienvenida te la da el jefe de la tribu masái que lo regenta, Joseph, y donde las gallinas y los gallos son tus vecinos de cabaña.

El viaje a la desconexión había empezado con Nairobi y el descubrimiento del Masái Mara, y no íbamos a perdernos ni un detalle. El «modo afrikani», que es como bautizamos todo lo surrealista que veíamos y vivíamos, acabó por conquistarnos. Terminamos viendo normal lo que en un principio nos parecía imposible.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *